La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica y autoinmune que afecta el sistema nervioso central, incluyendo el cerebro y la médula espinal. Se caracteriza por la aparición de lesiones inflamatorias y áreas de desmielinización en el sistema nervioso, lo que interfiere con la transmisión de señales entre el cerebro y el resto del cuerpo. Esta interferencia puede dar lugar a una amplia gama de síntomas neurológicos, como dificultades en la movilidad, debilidad muscular, problemas de equilibrio, fatiga, alteraciones cognitivas y trastornos sensoriales. La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica y progresiva, con períodos de remisión y recaída, y su causa exacta aún no se conoce con certeza.
En este contexto, la terapia ocupacional y la fisioterapia desempeñan un papel fundamental en la mejora de la calidad de vida de las personas con esclerosis múltiple.
Por su parte, la terapia ocupacional enfoca su intervención en ayudar a estas personas a participar en las actividades diarias de manera significativa y autónoma.
Para ello, llevan a cabo el entrenamiento de habilidades para el desempeño de tareas cotidianas, como vestirse, cocinar o desplazarse. Además, de asesorar e implementar en el uso de ayudas técnicas y adaptaciones para facilitar dichas tareas y conseguir los objetivos terapéuticos.
Por otro lado, la fisioterapia se centra en mejorar la función física y el movimiento. Los fisioterapeutas evalúan la fuerza muscular, la movilidad y el equilibrio de los pacientes, diseñando programas de ejercicios y técnicas de rehabilitación específicas.
En la esclerosis múltiple, la fisioterapia busca reducir la debilidad muscular, mejorar la marcha y el equilibrio, y fomentar la autonomía en las actividades físicas.
Además, los fisioterapeutas realizan una función de educación para la prevención de caídas, así como recomendaciones para el uso de dispositivos de ayuda y adaptaciones en el entorno.
Tanto la terapia ocupacional como la fisioterapia en la esclerosis múltiple se basan en un enfoque integral y personalizado, adaptado a las necesidades y capacidades de cada individuo.
Estas terapias no solo trabajan en la rehabilitación física, sino que también abordan aspectos emocionales y sociales, promoviendo la independencia y mejorando la calidad de vida.